Descubren musaraña “gigante” de hace 900 mil años
Vía SINC
Científicos españoles han descubierto una musaraña fósil que era cuatro veces más grande que las actuales, por eso el calificativo de “gigante”, si bien sigue siendo pequeña.
Los análisis morfométricos y filogenéticos de los restos fósiles de mandíbulas y dientes de una musaraña encontrada en el yacimiento de Gran Dolina de Atapuerca (Burgos, España) confirman que se trata de una nueva especie (Dolinasorex glyphodon) no descrita hasta ahora. El animal extinto tenía dientes rojos, era de grandes dimensiones comparado con mamíferos de la misma familia, y estaba más vinculado a las musarañas asiáticas que a las europeas.
Investigadores de la Universidad de Zaragoza (UNIZAR) han hallado en los niveles TD4, TD5 y TD6 del yacimiento burgalés de Gran Dolina fósiles que datan de entre 780.000 y 900.000 años, y han demostrado que pertenecen a un nuevo género y especie de musaraña (Dolinasorex glyphodon) de la familia de los sorícidos (pequeños mamíferos insectívoros).
“Hasta ahora, todos los sorícidos fósiles de tamaño medio-grande recuperados en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca se habían atribuido a Beremendia fissidens, una especie de musaraña plio-pleistocena de distribución europea”, explica a SINC Juan Rofes, autor principal del trabajo publicado recientemente en Zoological Journal of the Linnean Society e investigador del Área de Paleontología de la UNIZAR.
Los análisis morfométricos y filogenéticos de la nueva especie señalan un estrecho vínculo con especies de Asia oriental, donde pudo haber surgido y evolucionado hasta migrar a la Península Ibérica.
Además, el estudio de las mandíbulas, maxilares y dientes sueltos de Dolinasorex glyphodon, recogidos entre 1991 y 2007 en Atapuerca, ha permitido a los científicos hacer conjeturas de carácter paleoecológico y biogeográfico; entre ellas que el animal vivió en una época de clima templado, húmedo y relativamente estable, y que “el origen y dispersión inicial de esta musaraña sería en y desde el continente asiático”, añade Rofes.
Dolinasorex glyphodon era una musaraña de dientes rojos perteneciente a la subfamilia de los Soricinae. A partir de cálculos alométricos (relativos a los cambios de dimensión de las partes corporales relacionados con los cambios en el tamaño total del animal), los investigadores la han calificado de “gigante”. Comparada con un sorícido moderno de gran tamaño, como el musgaño patiblanco (Neomys fodiens) que pesa unos 14 gramos, la masa corporal de la musaraña extinta llegaba a 60 gramos.
El estudio de los restos fósiles de este mamífero ha permitido descubrir también que la musaraña inyectaba saliva tóxica, como las serpientes, por medio de un “estrecho y conspicuo canal” ubicado en la cara interna de sus incisivos inferiores. “Se trata de un mecanismo muy similar al de los modernos solenodones o almiquís, parientes muy cercanos de las musarañas, que habitan en las islas de Cuba y Haití”, declara Rofes.
Aunque los restos de musarañas son frecuentes en yacimientos paleontológicos, su presencia se debe sobre todo a las costumbres alimenticias de las aves rapaces, que “se alimentan de micro-vertebrados, y luego regurgitan la piel, el pelo y los huesos en forma de conglomerados, conocidos como egagrópilas”, apunta el experto.
La comparación con asociaciones de fauna de múltiples yacimientos europeos permite a sus descubridores considerar que Dolinasorex glyphodon era un endemismo, y el primer género de sorícido descrito en la Península Ibérica hasta la fecha. Sin embargo, Rofes y su equipo advierten que “los resultados de este estudio filogenético son sólo una primera aproximación y en absoluto definitivos, pero pueden resultar de gran interés para estudios futuros más completos”.
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